La Batalla de los Arapiles : 29
La Batalla de los Arapiles : 29 de Benito Pérez Galdós Cuando volví, estaba sentada junto al lecho del enfermo, a quien miraba fijamente. Volviendo la cabeza, indicome con un signo que no debía hacer ruido. Levantose luego, acercó su rostro al de Santorcaz y cerciorada de que permanecía en completo y bienhechor reposo, se dispuso a salir del cuarto. Juntos fuimos al inmediato, no cerrando sino a medias la puerta, para poder vigilar al desgraciado durmiente, y nos sentamos el uno frente al otro. Estábamos solos, casi solos. -¿Has tenido nuevas noticias de mi madre? -me preguntó muy conmovida. -No, pero pronto la veremos... -¡Aquí, Dios mío! Tanta felicidad no es para mí. -Le escribiré hoy diciendo que te he encontrado y que no te me escaparás. Le diré que venga al instante a Salamanca. -¡Oh! Gabriel... haces precisamente lo mismo que yo deseaba, lo que deseaba hace tanto tiempo... Si hubieras sido...
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