Historia El áureo empezó a acuñarse de forma más regular desde el siglo I a.C., especialmente bajo Julio César, quien estableció su peso en 1/40 de la libra romana, aproximadamente 8 gramos. Durante el reinado del emperador Nerón, el peso del áureo fue reduciéndose gradualmente, hasta llegar a 1/45 de la libra romana (alrededor de 7,3 gramos). A lo largo del tiempo y con diversas reformas monetarias, como las de Caracalla y Diocleciano, el peso y la pureza del áureo continuaron disminuyendo en respuesta a las crisis económicas y políticas del imperio.