VIII. La misión de La Gasca
LAS noticias de los acontecimientos peruanos llegaban de vez en cuando a la madre patria. El Gobierno se enteró espantado de los disturbios ocasionados por las ordenanzas y el violento comportamiento del virrey, no tardando en saber que este funcionario había sido destituido y expulsado de la capital y que todo el país, a las órdenes de Gonzalo Pizarro, se había alzado en armas contra él. Jamás una rebelión semejante se había producido hasta entonces en los territorios dependientes de España. El Gobierno se hallaba entonces en manos del príncipe don Felipe, el futuro rey Felipe II, hijo de Carlos V, a la sazón en Alemania. Este convocó una junta de prelados, legistas y militares de gran experiencia, para deliberar sobre las medidas que se debían tomar para restablecer el orden en las colonias. Todos estuvieron de acuerdo en considerar la actitud de Pizarro como una insolente provocación. Pedro de La Gasca era, tanto por su padre como por su madre, de una rancia...
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