Vida del pícaro Guzmán de Alfarache: 20
none 20 Pág. 20 de 34 Vida del pícaro Guzmán de Alfarache none En este tiempo intermedio, aunque la heredad era de recreación, esa era su perdición: el provecho poco, el daño mucho, la costa mayor, así de labores como de banquetes. Que las tales haciendas pertenecen solamente a los que tienen otras muy asentadas y acreditadas sobre quien cargue todo el peso; que a la más gente no muy descansada son polilla que les come hasta el corazón, carcoma que se le hace ceniza y cicuta en vaso de ámbar. Esto, por una parte; los pleitos, los amores de mi madre y otros gastos que ayudaron, por otra, lo tenían harto delgado, a pique de dar estrallido, como lo había de costumbre. Mi madre era guardosa, nada desperdiciada. Con lo que en sus mocedades ganó y en vida del caballero y con su muerte recogió, vino a llegar casi diez mil ducados, con que se dotó. Con este dinero, hallado de refresco, volvió un poco mi padre sobre sí; como torcida que atizan en candil con...
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