V. Pizarro contra Almagro
EL mariscal Almagro, mientras tanto, se había lanzado a su memorable expedición a Chile. Al principio se aprovechó de la gran carretera militar de los Incas, pero, al aproximarse a Chile, se internó por unos desfiladeros de montaña en donde no se distinguía la menor traza de camino. Su avance, en aquellos parajes, se vio dificultado por todos los obstáculos propios de la naturaleza de la Cordillera: barrancos profundos y abruptos, estrechos senderos abiertos en sus flancos por las llamas y que serpenteaban a alturas vertiginosas sobre los precipicios; ríos descendiendo con furia impetuosa por las pendientes de las montañas. El frío era tan intenso que algunos expedicionarios perdieron las uñas, los dedos e incluso algunos miembros. A todos estos males, como de costumbre, vino a unirse el hambre. Los desgraciados indios, incapaces, a causa de sus ligeras vestiduras, de resistir a los rigores del clima, iban muriendo por el camino. El hambre era tan voraz que los...
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