V. El Rousseau vagabundo

26/01/2011 4.181 Palabras

El reencuentro Una mansa tranquilidad se apoderó de él cuando escuchó aquellas palabras y vio la mirada tierna de madame de Warens. Esta dispuso que se quedase a vivir en su casa. «Que digan lo que quieran, pero ya que la Providencia me lo devuelve, no estoy dispuesta a abandonarlo». Sin importarle las murmuraciones del pueblo, dispuso que la sala se transformase en dormitorio. Cuando se abrieron las ventanas, volvieron a aparecer los colores del campo que se extendía detrás del canal.

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info