Rojo y negro: Capítulo IV

01/10/2012 2.975 Palabras

Rojo y negro de Stendhal Un padre y un hijo Esará mia colpa, Se cosi é? MAQUIAVELO -¡Qué talento el de mi mujer!- decía el alcalde de Verrières un día más tarde, a las seis de la mañana, mientras se encaminaba a la serrería del señor Sorel-. Aunque otra cosa haya yo dicho para mantener incólume la superioridad que de derecho me corresponde, maldito si se me había ocurrido que, si no tomo a ese curita que, según dicen, sabe tanto latín como los ángeles, el director del Asilo, alma inquieta y envidiosa, podría tener mi misma idea y arrebatármelo... ¡Con qué orgullo hablaría del preceptor de sus hijos! ¡Se llenaría la boca...! Una vez en mi casa el preceptor, ¿le obligaré a vestir sotana...? Tal era la duda que embargaba al señor Rênal, cuando vio a lo lejos a un rústico, cuya estatura no bajaría de seis pies, ocupado, desde el amanecer, en medir vigas apiladas en el camino, a la orilla del Doubs. El rústico puso muy mala cara al ver que se acercaba...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info