La última fada: novela inédita: 06
Ya se deja entender qué regocijo habría en Burgos con haber recobrado a la Infanta, y también la villa de Nájera. Con la tazaña del Caballero Triste, y el regocijo que en Burgos siguió a ella, cobraron ánimos los cristianos de todas partes, y en tropel, armado cada cual como pudo, se dirigieron a la ciudad para ofrecerse al Rey, rogándole que marchase sobre los infieles hasta arrojarles de astilla y darles un buen escarmiento. Estaba el Rey más inclinado a celebrar con festines el fausto acontecimiento del rescate de su hermana y cobro de la villa que a salir a padecer las incomodidades de una campaña que podía ser larga y hasta acabar en mal suceso para las armas de los castellanos. Y no juzgue nadie por esto que el rey Juan fuese cobarde. Al contrario: había dado señales claras de no estimar en mucho la vida y realizado sus correspondientes proezas. Pero si no temía a la de la guadaña, temía en cambio a las molestias y privaciones, y diera cuanto hay en el mundo por...
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