La república -Libro IX
I. -Queda por ver -dije- el hombre tiránico en sí mismo, cómo surge por la transformación del democrático, cuál es, una vez que nace, y de qué modo vive, si desgraciado o feliz. -En efecto, eso es lo que nos queda por examinar -replicó. -¿Y sabes -dije- lo que aún echo de menos? -¿Qué? -En lo relativo a los deseos creo que no hemos analizado bien cuántos y de qué clase son; y, habiendo falta en esto, va a adolecer de oscuridad la investigación que nos proponemos. -¿Y no estamos aún -preguntó- en ocasión de proveer a ello? -Sí por cierto; y atiende a lo que en esos deseos quiero percibir, que es esto: me parece que de los placeres y de seos no necesarios una parte son contra ley y es probable que se produzcan en todos los humanos; pero, reprimidos por las leyes y los deseos mejores con ayuda de la razón, en algunos de los hombres desaparecen totalmente o quedan sólo en poco número y sin fuerza, pero en otros, por el contrario, se mantienen más fuertes y en...
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