La paella del prócer: 4
none Pág. 4 de 4 La paella del prócer Vicente Blasco Ibáñez Y la tartana siguió adelante, hasta que, de repente, saltaron al camino quince o veinte guardias, una nube de tricornios, con un viejo oficial al frente. Por las ventanillas entraron las bocas de los fusiles apuntando al prócer, que permaneció inmóvil y sereno, mientras que las mujeres y los chiquillos se arrojaban chillando al fondo del carruaje. -Bolsón, baja o te matamos -dijo el teniente. Bajó el prócer con su satélite, y antes de poner pie en tierra ya le habían quitado sus armas. Aún estaba impresionado por la charla de su protector, y no pensó en hacer resistencia, por no imposibilitar su famoso indulto con un nuevo crimen. Llamó al carnicero, rogándole que corriese al pueblo para avisar a don José. Seria un error, una orden mal dada. Vio el mocetón cómo se le llevaban a empujones a un naranjal inmediato, y salió corriendo camino abajo por entre aquellas parejas, que cenaban la...
Está viendo el 25% del contenido de este artículo.
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales: Enseñanza Bibliotecas públicas