La lucha por la vida II: 104
none Pág. 104 de 121 La lucha por la vida II Tercera parte Pío Baroja -Aquí fuera lo puede usted tomar. Con un café hay para los dos. Vino un mozo con el café y los cigarros. Tomaron el café, fumaron un pitillo, y el guardia, ya conquistado, le dijo: -Llévese usted un banco de éstos para dormir. Manuel cargó con uno y se echó a la larga. El día anterior, libre, se encontraba débil y caído; en aquel momento, preso, se sentía fuerte. Los proyectos se amontonaban en su cabeza, pero no podía dormir. El cansancio físico consume las fuerzas y excita el cerebro; la imaginación aletea en la oscuridad como los pájaros nocturnos; como ellos, también se refugia en las ruinas. Manuel no durmió, pero soñó y proyectó mil cosas: unas lógicas, la mayoría absurdas. La luz del día, al entrar vaga por el montante de la puerta, desechó sus ideas sobre el porvenir y pensó en lo inmediato. Le irían a llevar ante el juez. ¿Qué iba a contestar? Idearía un...
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