La lucha por la vida II: 079
none Pág. 079 de 121 La lucha por la vida II Segunda parte Pío Baroja Manuel aceleró el paso. -Vamos de prisa. -No sirve. Sacan la comida después que ellos comen. De manera que, aunque corras, no adelantas nada; hay que esperar. Entonces Manuel moderó su marcha. El repatriado era un tipo vulgar: tenia la nariz gruesa, la cara ancha y el bigote rubio. Llevaba un sombrero puntiagudo, la ropa llena de remiendos, una bufanda vieja arrollada al cuello, y en la mano, un garrote. Llegaron al convento, pasaron a la portería y se sentaron en una mesa, en donde seis o siete hombres esperaban ya. -¿Tú sabes hacer versos? -preguntó el repatriado a Manuel. -Yo, no. ¿Por qué? -Porque hace unos días vine yo aquí con un señor que, eso sí, estaba tan muerto de hambre como nosotros, y mientras esperábamos la comida, él preguntó el nombre del rector y le hizo unos versos la mar de bonitos. Y entonces el rector le mandó entrar y le dio de comer y de beber. -Pues es una...
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