La lucha por la vida II: 053
none Pág. 053 de 121 La lucha por la vida II Segunda parte Pío Baroja Un sábado, Jacob le convidó a comer en su casa. Vivía el judío en el barrio de Pozas, en una casucha de una callejuela próxima al paseo de Areneros. La casita aquella tenía un aspecto extraño, algo oriental. Una o dos mesas bajitas de pino; jergones pequeños en vez de sillas, y colgando de las paredes trapos de color y dos guitarrillos de tres cuerdas. Manuel conoció al padre de Jacob, un viejo melenudo, que andaba por la casa con una túnica oscura y una gorra; a su mujer, Mesoda, y a una niña de ojos negros llamada Aisa. Se sentaron todos a la mesa; el viejo pronunció unas cuantas palabras gravemente en una lengua enrevesada que Manuel supuso sería una oración en judío, y comenzaron a comer. La comida tenía gusto a hierbas aromáticas fuertes, y a Manuel le pareció que mascaba flores. En la, mesa, el viejo, en el castellano extravagante en que hablaba toda la familia, contó a...
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