La lucha por la vida II: 040
none Pág. 040 de 121 La lucha por la vida II Primera parte Pío Baroja La casa alquilada estaba en un extremo del pueblo; era grande, con una puerta azul, tres ventanas chicas al camino y un corral en la parte de atrás. Debía de hacer más de diez años que no la habitaban. Al día siguiente de llegar, la baronesa y Manuel la barrieron y fregaron. La baronesa se lamentaba amargamente de su resolución. -¡Ay, Dios mío!, ¡qué casa! -decía-. ¿Por qué habremos venido aquí? ¡Y qué pueblo! Yo había visto de paso algún pueblo de España, pero en el Norte, donde hay árboles. ¡Esto es tan seco, tan árido! Manuel se encontraba en sus glorias; la huerta de la casa no producía más que ortigas y yezgos, pero él supuso que se podría convertir aquel trozo de tierra, seco y lleno de plantas viciosas, en un vergel. Se puso a trabajar con fe. Primeramente escardó y quemó toda la hierba del huerto. Después removió la tierra con un pincho y sembró a...
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