La lucha por la vida II: 004
none Pág. 004 de 121 La lucha por la vida II Primera parte Pío Baroja Roberto, como siempre que hablaba de su fortuna, iba exaltándose; su imaginación le hacia ver perspectivas admirables de riqueza, de lujo, de viajes maravillosos. En medio de sus entusiasmos y sus ilusiones apareció el hombre práctico; miró al reloj, se calmó en un instante y se puso a escribir de nuevo. Manuel se levantó. -Qué, ¿te vas? -le dijo Roberto. -Sí; ¿qué voy a hacer aquí? -Si no tienes que almorzar, toma una peseta. No tengo más. -¿Y usted? -Yo como en casa de un discípulo. Oye: si vienes a dormir, adviérteselo a mi compañero. Estará aquí dentro de un momento. Aún no se ha levantado. Se llama Alejo Monzón, pero le llaman Álex. -Bueno; sí, señor. Almorzó Manuel pan y queso y volvió al poco rato al taller. Un hombre rechoncho, de barba negra y espesa, cubierto con una blusa blanca, la pipa en la boca, modelaba en plastelina una Venus desnuda. -¿Usted es don Alejo?...
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