La casa de los celos: 20
Jornada Primera 20 Pág. 20 de 98 La casa de los celos Acto I Miguel de Cervantes ROLDÁN ¡Tantas vueltas sin provecho! ¿Dónde, ¡oh sol!, te tramontaste después que tu luz dejaste en lo mejor de mi pecho? Descúbrete, sol hermoso, 555 que voy buscando tu lumbre por el llano y por la cumbre, desalentado y ansioso. ¡Oh, Angélica, luz divina de mi humana ceguedad, 560 norte cuya claridad a nuevo ser me encamina! ¿Cuándo te verán mis ojos, o cuándo, si no he de verte, vendrá la espantosa muerte 565 a triunfar de mis despojos? Mas, ¿quién es este holgazán que duerme con tal remanso? No hay quien no viva en descanso sino el mísero Roldán. 570 ¿Qué es esto? Reinaldos es el que yace aquí dormido. ¡Oh primo, al mundo nacido para grillos de mis pies, para esposas de mis manos, 575 para...
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