Galerna:7
Galerna Capítulo VII de Joaquín Dicenta Buena va la costera. Tardaron dos días en tropezar con el bonito, pero entra firme y por arrobas embarcan de él los pescadores. El viento ayuda. Es frescachón y estos peces quieren ver la carnada corriendo sobre aguas bravuconas. Gustan de perseguir la presa, de cobrarla al salto, de atraparla cuando se les huye del morro. Dóblanse las botavaras hasta el ras de las aguas con los violentos tironazos; distiéndese el cordaje, a las botavaras prendido, cuando el bonito se engancha a los aceros. Tira el animal reciamente para librarse del engaño; tira y afloja astutamente el pescador para retener al cautivo; éste recoletea al lejos. A veces se le ve azulear en la superficie de las olas, a veces queda inmóvil, dejando a flor de espuma su hocico redondo y sus ojos saltones; a veces rebrinca dando aletazos en el aire. El pescador ciñe a las del pez sus acciones, atrayéndole poco a poco, sin forzar el viaje. Por fin llega la última...
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