El perro del hortelano: 47
Acto Segundo 47 Pág. 47 de 95 El perro del hortelano Acto II Lope de Vega DIANA. Pues elijo al marqués; parte, y pídele las albricias. Váyase la condesa. TEODORO. ¿Hay desdicha semejante? ¿Hay resolución tan breve? ¿Hay mudanza tan notable? ¿Éstos eran los intentos que tuve? ¡Oh sol, abrasadme las alas con que subí (pues vuestro rayo deshace las mal atrevidas plumas) a la belleza de un ángel! Cayó Diana en su error. ¡Oh, qué mal hice en fiarme de una palabra amorosa! ¡Ay! ¡Cómo entre desiguales mal se concierta el amor! Pero ¿es mucho que me engañen aquellos ojos a mí, si pudieran ser bastantes a hacer engaños a Ulises? De nadie puedo quejarme sino de mí, pero en fin, ¿qué pierdo cuando me falte? Haré cuenta que he tenido algún accidente grave, y que mientras me duró, imaginé disparates. No más; despedíos de ser, oh pensamiento arrogante, conde de Belflor; volved la proa a la antigua margen; queramos nuestra Marcela; para...
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