El Criticón. Primera parte: Crisi 4
CRISI CUARTA de El Criticón: Primera parte CRISI CUARTA. El despeñadero de la vida Cuentan que el Amor fulminó quejas y exageró sentimientos delante de la Fortuna, que esta vez no se apeló como solía a su madre, desengañado de su flaqueza. —¿Qué tienes, ciego niño?, le dijo la Fortuna. Y él: —¡Qué bien viene eso con lo que yo pretendo! —¿Con quién las has? —Con todo el mundo. —Mucho me pesa, que es mucho enemigo, y según eso, nadie tendrás de tu parte. —Tuviésete yo a ti, que eso me bastaría: así me lo enseña mi madre y así me lo repite cada día. —¿Y te vengas? —Sí, de mozos y de viejos. —Pues sepamos qué es el sentimiento. —Tan grande como justo. —¿Es acaso el prohijarte a un vil herrero, teniéndote por concebido, nacido y criado entre hierros? —No, por cierto, que no me amarga la verdad. —¿Tampoco será el llamarte hijo de tu madre? —Menos, antes me glorio yo de eso; que ni yo sin ella, ni ella sin mí: ni Venus...
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