El caballero de Olmedo: 70
ACTO III 70 Pág. 70 de 87 El caballero de Olmedo Lope de Vega RODRIGO Estoy loco. No hay hombre tan desdichado, Fernando, de polo a polo. ¡Qué de afrentas, qué de penas, qué de agravios, qué de enojos, qué de injurias, qué de celos, qué de agüeros, qué de asombros! Alcé los ojos a ver a Inés, por ver si piadoso mostraba el semblante entonces que como un gran necio adoro; y veo que no pudiera mirar Nerón riguroso desde la torre Tarpeya de Roma el incendio, como desde el balcón me miraba; y que luego, en vergonzoso clavel de púrpura fina bañado el jazmín del rostro, a don Alonso miraba, y que por los labios rojos pagaba en perlas el gusto de ver que a sus pies me postro, de la fortuna arrojado -y de la suya envidioso-. Mas ¡vive Dios que la risa, primero que la de Apolo alegre el Oriente y bañe el aire de átomos de oro, se le ha de trocar en llanto, si hallo al hidalguillo loco entre Medina y Olmedo! FERNANDO Él sabrá ponerse en...
Está viendo el 28% del contenido de este artículo.
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales: Enseñanza Bibliotecas públicas