El caballero de Olmedo: 39
ACTO II 39 Pág. 39 de 87 El caballero de Olmedo Lope de Vega INÉS No lo creas, porque yo diré a todo el mundo no, después que te dije sí. Tú sólo dueño has de ser de mi libertad y vida; no hay fuerza que el ser impida, don Alonso, tu mujer. Bajaba al jardín ayer, y como por don Fernando me voy de Leonor guardando, a las fuentes, a las flores estuve diciendo amores, y estuve también llorando. «Flores y aguas -les decía-, dichosa vida gozáis, pues, aunque noche pasáis, veis vuestro sol cada día». Pensé que me respondía la lengua de una azucena (¡qué engaños amor ordena!): «Si el sol que adorando estás viene de noche, que es más, Inés, ¿de qué tienes pena?» TELLO Así dijo a un ciego un griego que le contó mil disgustos: «Pues tiene la noche gustos, ¿para qué te quejas, ciego?» INÉS Como mariposa llego a estas horas, deseosa de tu luz... No mariposa, fénix ya, pues de una suerte me da vida y me da muerte llama tan dulce...
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