El Anticristo:41
XLI A partir de entonces, quedaba planteado un problema absurdo: “¡cómo pudo Dios permitir esto!” A este interrogante hallaba la razón perturbada de la pequeña comunidad una respuesta terriblemente absurda: Dios inmoló a su hijo para perdón de los pecados, como víctima propiciatoria. ¡Cómo acabó de golpe el Evangelio! ¡La víctima propiciatoria, y aun en su forma más repugnante y bárbara, el sacrificio del inocente por los pecados de los culpables! ¡Qué paganismo tan pavoroso! Jesús había abolido el mismo concepto de “culpa”; había negado toda distancia entre Dios y el hombre; había vivido esta unidad de Dios y el hombre como su “buena nueva”... ¡Y no como prerrogativa! A partir de entonces, se iba incorporando gradualmente al tipo de Redentor la doctrina del juicio y de la resurrección, la doctrina de la muerte como muerte sufrida para reparar la culpa de los hombres y la doctrina de la resurrección, con la cual estaba escamoteado todo el concepto...
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