Doña Milagros: 13

17/03/2011 4.181 Palabras

Capítulo XII 13 Pág. 13 de 20 Doña Milagros Emilia Pardo Bazán Me había ordenado en el confesonario el Padre Incienso que procurase no estar nunca, nunca a solas con mi peligrosa amiga; y deseoso de obedecer al pie de la letra, no hallé medio de enterarla de lo referente a Clara y Argos y consultarla para que su incomparable talento me guiase y alumbrase; porque yo no sabía qué hacer, ni cómo echarle a Argos dobles llaves y triples cerrojos a fin de que dejase vivir a la gente. Pasado el alboroto de los primeros instantes, se me figuraba que hubiese podido acercarme a doña Milagros, oír su habla graciosa y disfrutar de su compañía, sin que se desmandase ningún instinto inferior, ni apareciese ninguna forma baja e indigna del acendrado afecto que me inspiraba aquella mujer seductora. Ni aun me explicaba cómo habían podido desencadenarse en mí los malos impulsos. Esperaba no reincidir; en lo sucesivo con agravios a la señora, al par que un cariño...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info