David Copperfield - Primera Parte - Capítulo VIII
David Copperfield Primera Parte: Capítulo VIII de Charles Dickens Al amanecer llegamos a la fonda en que el coche paraba (no era la misma en que había almorzado a la ida y donde vivía mi amigo el camarero), y allí me condujeron a una alcoba muy limpia, en cuya puerta se leía: «Dolphin». Tenía mucho frío, a pesar del té caliente que acababan de darme ante la chimenea, y muy contento me acosté en la cama de dolphin, me arrebujé en las sábanas y me quedé dormido. Míster Barkis, el cochero de Bloonderstone, debía venir a recogerme a las nueve de la mañana siguiente. Me levanté a las ocho algo cansado por haber dormido poco, y antes de la hora ya le estaba esperando. Barkis me recibió exactamente como si acabara de verme cinco minutos antes y sólo nos hubiéramos separado para entrar yo al hotel a cambiar un billete. Tan pronto como estuvimos instalados en el carro mi maleta y yo, el caballo echó a andar, a su paso de siempre. -Tiene usted buen aspecto, míster...
Estás vendo %%% do contido deste artigo.
Solicita acceso á túa biblioteca para consultar os nosos recursos electrónicos.
Vantaxes para ser un usuario rexistrado.
Acceso sen restricións a todo o contido da obra.
Só información verificada de selos editoriais de prestixio.
Contido de autores recoñecidos e actualizacións diarias.
A nova plataforma do Consorcio ofrece unha experiencia de busca fácil de usar e altamente utilizable. Contén funcións únicas que che permiten navegar e facer consultas dun xeito áxil e dinámico..
Convenios especiales: Ensino Bibliotecas públicas