Capítulo 3: La Marca Negra
La isla del tesoro Capítulo 3: La Marca Negra de Robert Louis Stevenson Hacia el mediodía me acerqué a la habitación del capitán, llevándole un refresco y medicinas. Se encontraba casi en el mismo estado en que lo habíamos dejado, aunque trató de incorporarse, pero su debilidad fue más grande que sus deseos. Jim -me dijo-, tú eres la única persona en quien puedo confiar aquí; y bien sabes que siempre me porté bien contigo. Ni un mes he dejado de darte tus cuatro peniques de plata. Ahora ya me ves, compañero, da grima verme, no tengo ánimos y estoy solo. Escucha, Jim, tráeme un cortadillo de ron... Vamos, camarada, ¿me lo traerás? -El doctor... -intenté decirle. Pero él rompió en juramentos y maldiciones contra el doctor con una voz que, aún apagada, no había perdido su vieja energía. -Los médicos son todos unos farsantes -voceó-, y ese vuestro, ése, ¿qué sabe de hombres de mar? Con estos ojos he visto tierras que abrasaban como la pez hirviendo, y...
Está viendo el 6% del contenido de este artículo.
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales: Enseñanza Bibliotecas públicas