Ana Karenina VII: Capítulo XXVIII
Ana KareninaSéptima parte: Capítulo XXVIII de León Tolstoi El cielo estaba despejado. Durante toda la mañana había caído una lluvia menuda y ahora el tiempo se había ido aclarando. Los tejados de chapa, las lows de las aceras, los cantos rodados del pavimento de las calles, las ruedas y las guarniciones del coche, todo brillaba bajo los rayos radiantes del sol de mayo. Eran las tres de la tarde, y las calles presentaban gran animación. Sentada cómodamente en el coche, que se balanceaba con suavidad sobre los muelles, bien templados, al rápido correr de los caballos, Ana Arkadievna repasaba de nuevo en su mente cuanto le había sucedido y todo lo que había pensado en aquellos últimos días. Ahora, despejada su cabeza por el aire puro y fresco que entraba en el coche, y bajo las impresiones que se iban sucediendo ante su mirada en el exterior, su situación se le aparecía completamente distinta a como la veía en su casa. La idea de la muerte no se le aparecía en este...
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